El bruxismo se manifiesta apretando o rechinando los dientes causando desgaste prematuro de las piezas, su esmalte, y sobrecarga los tejidos que la soportan. Incluso, trae dolores en la mandíbula, en la zona de la boca y articulaciones faciales. El tratamiento que recomendamos son los protectores dentales o férulas para evitarlo durante el sueño y de este modo prevenir los daños que este trastorno puede ocasionar en los dientes y los problemas de la articulación temporomandibular, pero a su vez , es válido complementarlo con:
– Ejercicios por lo menos 20 minutos en casa – Yoga o estiramientos – Aplicación de hielo o paños calientes en la zona donde se produce el dolor – Evitar comer alimentos duros y dulces – Beber mucha agua – Masajear las zonas donde se produce el dolor – Dormir bien
Por eso, si crees que puedes estar padeciéndolo es importante que además de realizar ciertas terapias relajantes para superar la ansiedad, acudas al dentista, ya que puede tener consecuencias negativas como éstas que estaremos detallando a continuación:
- Deterioro del esmalte dental. El hecho de que los dientes choquen entre ellos de forma continuada hace que se desgasten de forma excesiva y se pierda el esmalte que los recubre y protege. Como consecuencia, puede presentarse una sensibilidad dental extrema al ingerir bebidas o alimentos muy fríos o muy calientes, ya que la dentina queda al descubierto.
- Debilitamiento de las encías. Ante un bruxismo agresivo y continuado, esta parte de la dentadura puede padecer retracción gingival e inflamarse (gingivitis), por lo tanto también es más propensa al sangrado. Para intentar mantenerlas más fuertes podemos optar por una pasta dental específica para el sangrado de encías, que además contenga flúor con clorhexidina.
- Dolor en el rostro y el oído. Uno de los síntomas más habituales en una persona con bruxismo es el dolor en algunas zonas de la cara. La respuesta está en la opresión constante que se realiza al apretar los dientes, que a la larga acaba afectando a los huesos que conforman el rostro. La zona más afectada es la cercana al oído, por la relación que tiene esta articulación con el canal auditivo.
- Dolor de cabeza y cervicales. O más específicamente, en la zona temporo-mandibular. La presión constante que se produce en la mandíbula al rechinar los dientes puede ser la causa directa de fuertes dolores de cabeza y migrañas. Además, las estructuras nerviosas de esa zona que pueden verse sobreestimuladas, provocando también este tipo de molestias.